Difusión del proyecto ASAPEMM en el periódico La Verdad

Lunes, 29 Octubre 2018
Noticia de la presentación de los resultados preliminares del proyecto ASAPEMM en LA VERDAD. 2018/10/20

«El Mar Menor es una 'nursery', una zona de engorde de alevines». explica el biólogo Pedro Martínez Baños, quien ha colaborado con la Cofradía de Pescadores de San Pedro del Pinatar en el estudio para lograr una pesca más sostenible del langostino. Como toda guardería, tendrá sus toboganes, y no pocos. Cada embarcación pesquera incorporará una malla en forma de cilindro, que permitirá deslizar los alevines enganchados accidentalmente a las redes de pesca, con el fin de que lleguen con vida a una profundidad suficiente para evitar que acaben en los picos voraces de las gaviotas o los cormoranes. «Necesitan unos segundos para reaccionar y en ese tiempo son capturados por las aves», explica la bióloga de la cofradía, Ana Muñoz.

Estos túneles de supervivencia se implantarán en la flota del Mar Menor a través de «encuentros con los pescadores, porque todos deben estar concienciados de aplicar buenas prácticas que revierten en la protección de la biodiversidad y en el futuro de la pesca», afirma el patrón mayor, Jesús Gómez.

Con Guardamar y Santa Pola:

El estudio, financiado por la Fundación Biodiversidad del Ministerio de Transición Ecológica con el Fondo Europeo Marítimo y de la Pesca, ha contado con la colaboración de las cofradías de Santa Pola y Guardamar, donde destaca también la captura del langostino con el arte del trasmallo. Es en esa franja costera de la desembocadura del río Segura, en el choque del agua dulce, el lugar elegido por los crustáceos para la puesta de huevos.

Los juveniles avanzan con las corrientes por la costa levantina y entran en el Mar Menor, donde adquieren unas peculiaridades propias de la elevada salinidad. Hasta ahora, los científicos pensaban que el langostino no cerraba el ciclo en la laguna y que, por tanto, el marisco más famoso del Mar Menor tenía su origen en el Mediterráneo, aunque el estudio para reducir los descartes ha dejado evidencias claras de que «se reproducen dentro» de la laguna, según afirma el biólogo Martínez Baños.

«Hay que comprobarlo con una investigación, pero está claro que si en junio y julio encontramos hembras maduras y otras muchas fecundadas, y en septiembre hallamos la mayoría de hembras en estado de pospuesta, es que cierran el ciclo, aunque los alevines son difíciles de apreciar por su mínimo tamaño y su transparencia», expone el biólogo.

En fase de pruebas:

A pesar de que el prototipo de los 'toboganes' está aún en pruebas, el estudio señala su eficacia para garantizar que alcancen la talla mínima legal, ya que las cajas de triaje probadas no han dado los resultados esperados. Para el técnico del Servicio de Pesca de la Comunidad Autónoma Leandro Bermúdez, «hay que seguir investigando porque la charamita es un arte muy poco selectivo». Compuesto por una travesía, dos mallas en forma de caracola y un copo que recoge el pescado, este arte milenario se cala en las 17 compañías -caladeros- históricas que recorren la costa interior de La Manga.

El estudio ha demostrado que «el recurso del langostino está subexplotado en el Mar Menor», señala Martínez Baños, pues el reclutamiento de individuos y su crecimiento es superior a la mortalidad. Los muestreos realizados revelan «una garantía muy alta de tener langostinos el próximo año por la presencia de una gran número de reproductores».

«Las hembras viven más que los machos y alcanzan un tamaño mayor», algo habitual entre los crustáceos, aunque el biólogo llama la atención sobre las diferencias con respecto a los langostinos de Santa Pola y Guardamar. «En el Mar Menor hay muchos más, pero más pequeños». Coinciden, sin embargo, en los hábitos nocturnos, por eso cae en las redes cuando sale a pasear en las noches de aguas tranquilas.